El libro vacío

“No he querido hacerlo. Me he resistido durante veinte años. Veinte años de oír: “tienes que hacerlo…, tienes que hacerlo”. De oírlo de mí mismo. Pero no de ese yo que lo entiende y lo padece y lo rechaza. No; del otro, del subterráneo, de ese que fermenta en mí con un extraño fervor.”

Unknown

El libro vacío, de la escritora mexicana Josefina Vicens, publicado por primera vez en 1958, trata de la imposibilidad de escribir, pero al mismo tiempo de la imposibilidad de dejar de hacerlo.

José García, el personaje principal de la novela, es un escritor frustrado. Todas las noches se encierra en un cuarto a escribir su libro, pero resulta que siempre sale de ahí sin haber escrito ni una sola palabra. Entonces decide comprarse dos libreras, una para escribir las cosas importantes o lo que será su libro y la otra para escribir las cosas diarias que le pasan, que piensa, que desea. Al final esta libreta es la que realmente tiene forma de libro, sin que él se de cuenta. La novela es un soliloquio de José García. Aparecen pocos diálogos entre él y su mujer, o con sus hijos o con algún compañero de trabajo.

El protagonista sufre al no poder tener una clara idea de cómo comenzar a escribir. En una reflexión que hace una noche al no poder escribir nada apunta en su libreta que utiliza para sus vivencias: “No se trata de usar la experiencia y el conocimiento, sino la imaginación; una imaginación de la que carezco en absoluto, porque no pude, a pesar de todos mis esfuerzos, urdir una trama medianamente interesante.” Al final de la noche escribe: “Sólo queda esta atormentada necesidad de escribir algo, que no sé lo que es.”

Al transcurrir 20 años de haber comenzado con su sueño de escritor, José García consigna en su libreta de apuntes de cosas cotidianas: “Si hubiera empezado antes, si no hubiera desperdiciado veinte años en contener mi impulso por un ambicioso, por un vanidoso escrúpulo, tal vez ya hubiera podido escribirlo. Quizá lo que me falta no es imaginación, sino audacia.”

Cuántos de nosotros pensamos lo mismo que José García, “si hubiera empezado antes”. O cuantas veces escribimos y quizá no lo hacemos tan mal, pero la poca confianza que nos tenemos nos hace ser un José García, quien pasa 20 años escribiendo y aún así cree que no sabe escribir.

La escritora Josefina Vicens escribió en los años 50 para algunos diarios de la Ciudad de México. Lo hacía con seudónimos. Para sus crónicas taurinas utilizaba el seudónimo de Pepe Faroles y para sus análisis políticos el de Diógenes García.

Vicens nació en San Juan Bautista (hoy Villahermosa), Tabasco, en 1911. Publicó su primera novela, El libro vacío, en 1958. Por esta obra la autora recibió el premio Villaurrutia un año después de su publicación. En 1964, El libro vacío fue traducido al francés por la editorial Julliard. No fue hasta 1982 cuando publicó su segunda novela, Los años falsos.

Una de las últimas reflexiones que hace José García, el protagonista de Libro vacío, tiene fuerte carácter premonitorio: “Esa larga lista, interminable fila uniformada, de la que sólo podemos salir para entrar a otra, más anónima, más abstracta aún: la también interminable de los muertos que únicamente seremos recordados, algún tiempo, por cuatro o cinco parientes que vivirán unos cuantos años más que nosotros. Después nadie. Nada. Ni un pensamiento casual, ni una huella en ninguna memoria. ¡Nada!”

Josefina Vicens murió en 1988. Se dice que partió sin llamar la atención “más que de sus amigo y de algunos descontinuados cineastas, para quienes elaboró personajes como aquellas inverosímiles Señoritas Vivanco,” que hicieran tan famosas a las actrices Sara García y Prudencia Grifell.

Como lo había reflexionado José García: “…ni una huella en ninguna memoria. ¡Nada!”

 

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